Estamos fuera

abolition du travail aliene

Cuanto antes nos enteremos, mejor para nosotros: Estamos fuera.

No es cierto que trabajemos para nosotros o para nuestra familia. Trabajamos para los bancos, que crean y controlan el flujo del dinero. Trabajamos para las grandes empresas, que imponen los productos que necesitamos para vivir, las condiciones de su distribución, los precios, y hasta su consumo manipulándonos con la publicidad.

Los trabajadores asalariados, los autónomos y las pequeñas empresas no podemos decidir ninguna de estas cosas, simplemente debemos adherirnos a las condiciones impuestas en mercados controlados por el poder financiero y las grandes empresas que controlan los recursos esenciales.

Nuestro salario, el producto de nuestro esfuerzo, es solo el mínimo necesario para tener que volver al trabajo cada día, y este mínimo puede ser siempre menor, dependiendo del miedo con que vivamos.

No es cierto que vivamos en una democracia donde gobierne el pueblo. Ya no es que la democracia cada vez signifique menos, que cada vez esté más prostituida por la corrupción de partidos y políticos, es que la democracia no es posible dentro del capitalismo, pues de nada sirve un estado que debe plegarse a los dictados del poder económico y financiero.

El poder de verdad está en el control de los recursos materiales esenciales, necesarios para la vida de la gente, la comida, la vivienda, la energía, la salud, la educación … El poder lo tiene quien controla estos recursos, quien puede tornarlos escasos y decidir quienes los disfrutan y quienes no, y la historia nos cuenta que si bien las democracias occidentales vivieron el espejismo de la socialdemocracia y el estado de bienestar tras la segunda guerra mundial, con un cierto equilibrio entre el poder político de los estados democráticos y el económico de los magnates, pero la reacción neoliberal tramada en los últimos 30 años finalmente ha triunfado y está consiguiendo privatizarlo casi todo. El error de la socialdemocracia no está tanto en haberse dejado pudrir por la corrupción, traicionando a su gente, a su clase, sino en haber pretendido imponerse al poder económico por medio de regulaciones y leyes estatales, y es que se han creído la falacia capitalista de la separación entre el poder político y el económico, cuando aquel solo es el reflejo de este, y se han convertido en meros farsantes, herramientas de la explotación de quienes jurararon defender.

Muchos creen que están dentro porque mantienen cierto poder sobre otros, ya sea porque pagan salarios, porque tienen buenas relaciones con alguien importante, porque manejan el miedo de otros … el poder se reparte entre todos, cada uno de nosotros participa en la circulación del poder, manda sobre alguien u obedece a otro, de manera que cada día reforzamos con nuestra conducta el flujo de poderes hacia una cúspide donde todos nos miramos en una suerte de espejo de valores hegemónicos, esos que deseamos, el dinero, el éxito … el poder.

Pero es inútil, estamos fuera, somos engranajes en una gran máquina que no hemos diseñado, somos piezas sobrantes, excedentes que los dueños de la máquina han decidido tirar, la máquina les funciona mejor, le sacan más producto con menos de nosotros.

Cooperativas integrales, producción y consumo autogestionados, empoderamiento colectivo, monedas sociales, proyectos de autosuficiencia, soberanía alimentaria y de vida, educación libre … hay infinidad de posibilidades en ebullición que están esperando por ti, al lado, no te has dado cuenta porque no sabes lo que tienes que buscar, porque no sabes que estas fuera.

No son panaceas, no son proyectos fáciles, requieren esfuerzo, dedicación, nuevos valores basados en la solidaridad, el apoyo mutuo, la confianza en el otro, pero tu mismo, haz tus cuentas y toma una decisión, nadie puede sustituirte en esta responsabilidad contigo mismo.

Y es que mientras algunos intentarán reinventarse, hacerse más competitivos, más ubicuos, o incluso buscarán un líder que les devuelva la ilusión política, implorando que les engañen una vez más, otros hemos decidido quedamos fuera, donde nos pusieron, y haciendo de la necesidad virtud intentaremos aprovechar la oportunidad para reconocernos más acá de su frontera, organizarnos como iguales, valernos los unos de los otros para vivir, y defendernos cuando vengan a por nosotros.

 

Javier Diez

La ecoRED Salamanca es una comunidad para el intecambio de bienes, servicios y conocimientos mediante moneda social: el ëco.