He dudado si debo hacer esto.
Puede que al leer este texto algunos de vosotros no entienda o no quiera entender la motivación última. Puede que se acuse de revanchista o de retorcimiento por mi ausencia en la ecoRed, forzada por algunas personas que decidieron boicotear mis aportaciones a la asamblea de octubre pasado con la coartada de las limitaciones formales o burocráticas, asunto que decidí soportar como una de las inevitables consecuencias de la deriva de la ecoRed hacia un patrón dirigista, con un núcleo dirigente fuerte en comparación con la gran masa de miembros que o bien no participan en las decisiones de la ecoRed, o lo hacen formulariamente sin hacer seguimiento de la implicación de sus decisiones. Es la lógica deriva de las organizaciones cuando su finalidad declarada no coincide con la práctica real, cuando la estructura, el orden interno, toma más importancia que los objetivos de la organización, cuando el como toma más importancia que el para qué, no es un fenómeno nuevo a poco que queramos mirar un poco más allá de nuestras narices.
Pero también puede que haya personas a las que pueda interesar la lectura de los siguientes párrafos, donde espero poder aportar mi opinión sobre la deriva de la ecoRed y adonde creo que nos llevará si no se rectifica.
Debilidades de la ecoRed
Si nos atenemos a las debilidades puestas de manifiesto durante la jornada de reflexión realizada el pasado mes de noviembre, si bien con el filtro que luego se puso a la misma (pues se encargó el trabajo de recopilación a una comisión o grupo de trabajo que enseguida se desinfló), nuestras debilidades fundamentales consisten en la escasa participación de los miembros de la ecoRed, en la brecha digital (modismo para referirse a las distintas habilidades con los ordenadores de distintas personas), y en la realidad de que no se cubren necesidades básicas.
Coincido plenamente con la última, es una evidencia que además nos recuerda el para qué es la ecoRed, y coincido también con la enjundia de la estructura informática de la ecoRed, que dificulta el acceso a personas con trabas al respecto, pero nada que no pueda arreglarse con ayuda de quienes no tienen estas trabas, como de hecho ya se hace.
Falta de participación de la gente, ¿por qué?
Pero voy a lo que me parece más importante, y es a la conclusión sobre la escasa participación de la gente, que si bien coincido en el síntoma o en el efecto, pero no veo que se haya profundizado en las causas de esa falta de participación.
Al menos algunos de los que participamos en aquella jornada de reflexión opinábamos que quizá pudiera deberse, por un lado, a la falta de coherencia práctica entre el instrumento, la ecoRed, y las motivaciones o finalidades que sus miembros declaraban para incorporarse a la misma (cubrir necesidades básicas, modelo económico alternativo, acabar con el capitalismo, etc). Por otro lado, a la fortaleza del núcleo duro o central, o dirigente de la ecoRed, que podía apartar, echar para atrás, a otras personas que quisieran participar desde posiciones discrepantes. Estas opiniones aportadas en aquella jornada simplemente desaparecieron de las ulteriores conclusiones, sin duda respetando en todo el burocrático procedimiento acordado, de eso estoy seguro, pero con todo, también estoy seguro que cercenando una posibilidad de reflexión colectiva que toda burocracia termina por aplanar pues como ya he dicho, prima el orden interno cuando se pierde el orden o finalidad exterior.
Interiorización de la finalidad y sesgos de la ecoRed
En mi opinión, la mayoría de las personas que se han incorporado a la ecoRed no comparten ni la finalidad ni los sesgos declarados, no los han interiorizado en lo que significan para su práctica económica, por ejemplo, sobre una práctica exenta de explotación de unas personas por otras (incorporación de trabajo asalariado en la producción), sobre la producción local o ecológica, o más simplemente, por la profundización en un intercambio económico no basado en la mercancía, sino en las necesidades básicas de las personas. Frente a esto, por ejemplo, se sigue oyendo que lo importante es mover ecos, y hasta se juega a hacerlos bailar y cosas por el estilo. O se comprueban precios inflados en ecos, en comparación con productos similares en euros, intentando obtener un mayor margen comercial en ecos, ya que se siente que los ecos valen menos que los euros, o valen para menos cosas.
Las mercancías son cosas que se producen para vender en un mercado solvente, esto es, se produce lo que se puede vender para quien lo puede comprar, lo que cierra o dirije los circuitos de producción, intercambio y consumo hacia bienes, servicios y personas que gozan de esa solvencia, y aleja los intercambios de otros bienes, servicios o personas que aún no siendo solventes, pero son necesidades básicas compartidas por todos. Cambiar la moneda, o incluso llamarla social cuando el eco apenas supera el criterio de una moneda local (esto es, localizada en un grupo de personas o en un territorio), no cambia la impronta mercantil de los intercambios si no somos capaces de arbitrar herramientas que pongan en primera línea a las personas y sus necesidades básicas, y estas herramientas no pueden ser sino colectivas, organizadas por la ecoRed como un compromiso con su propia finalidad declarada.
En un intercambio no basado en lo mercantil pesa más lo que las personas saben, pueden o quieren hacer por las demás, es su intercambio de necesidades, su acuerdo de compartir esfuerzos y resultados, buenos o malos, lo que les da poder frente al mercado exterior, frente a las condiciones de trabajo, económicas, financieras, etc, del exterior, ese es el empoderamiento con el que nos llena la boca pero tan poco hacemos o de manera tan torpe.
Proyectos colectivos de producción de necesidades básicas
Es por tanto fundamental, si no queremos que la deriva mercantil de la ecoRed termine por pervertir el proyecto, que se dediquen esfuerzos, recursos, tiempo, personas, a proyectos colectivos de producción de necesidades básicas (alimentación, vestido, vivienda, cuidados, salud, educación, cultura, etc), que se prime el aspecto de los prosumidores frente a socios de servicios, el aspecto de las personas que trabajan directamente en la satisfacción de esas necesidades básicas de los otros, donde el lado mercantil del intercambio quede postergado a un segundo plano.
En esta senda puede ir el Rincón de la ecoRed, y ello si no se tuerce en los últimos documentos que he leído, donde los sesgos se pueden no cumplir.
O en los proyectos que había en la comisión de dinamización, ese lugar donde la mayoría nos había puesto a los discrepantes para despotricar de vez en cuando pero nadie se creía lo que hacíamos, hasta el punto que he visto una propuesta de derivar el proyecto de la cooperativa integral extramuros o fuera de la ecoRed, seguro que así molestaríamos aún menos.
O un proyecto de facilitar la adquisición de productos de primera necesidad por personas sin recursos, o la vivienda rural, compartir pisos en la ciudad, de transporte económico para facilitar intercambios campo-ciudad, un servicio de salud, un espacio de educación libre …
Frente a esto, si dejamos que las prácticas de intercambio solventes coman el espacio y los recursos de la ecoRed, donde el que más o el que menos tan solo busca un nicho de mercado para su producto, un chiringuito donde colocar sus excedentes o necesidades comerciales, si dejamos que el argumento de ir poco a poco nos lleve a alejarnos cada vez más de donde decimos que queremos ir, en una hipocresía al uso de posturantes de último domingo de mes, quizá para tragar mejor la mierda que todos nos tenemos que comer en el mercado exterior, pues creo que la ecoRed sucumbirá a una práctica no por más extendida menos perniciosa para la finalidad declarada de satisfacer e intercambiar necesidades básicas.
Burocracia interior, gestión de la discrepancia e intereses diversos
Queda por último analizar el aspecto burocrático o de cierre de las personas vinculadas al manejo del orden interno, así como de la necesaria coherencia organizativa de la ecoRed con sus fines y sesgos, e incluso haciendo por incorporar la discrepancia, la suerte de intereses diversos, a la gestión de la ecoRed.
No pretendo sobrecargar mi crítica en el aspecto subjetivo.
Esto es, las personas del núcleo duro sin duda tienen su parte de culpa, pero ni toda y ni siquiera la más importante, pues como alguna se justificaba en aquella jornada de reflexión, lo cierto es que gracias a esas personas al menos hay ecoRed, es su trabajo diario el que saca adelante esta herramienta de la que muchos se/nos benefician/mos.
Hubo núcleo duro al principio, cuando yo también participaba en el grupo promotor, hubo núcleo duro después, cuando nos abrimos a la asamblea y se aprobaron las bases con la rémora de las controversias internas del núcleo duro, esas que los falsos buenrrollistas prefieren acallar y que son responsables, por ejemplo, de que los sesgos de la ecoRed tengan tan poca capacidad normativa o poder de vincular, ya que no son principios sino sesgos, esto es, inclinaciones que se pueden no respetar y que cuando nadie o casi nadie se cree, simplemente devienen meras declaraciones de intenciones. Y todo esto hasta el punto que en los últimos documentos he leído que también la ecoRed se plantea no respetar sus propios sesgos, por ejemplo cuando en el Rincón se dice que los intercambios pueden no ser al 100 % en ecos.
Pero como digo, las intenciones subjetivas, las prácticas descuidadas, meramente desacertadas, o el ocasional boicot a posturas discrepantes (no tengo noticia de que esto haya pasado más que conmigo, ni tampoco he preguntado), todo ello con el efecto de limitar la imprescindible participación de una gran mayoría de miembros en la dirección de la ecoRed, no es reprochable al común de la escasa docena de personas que vienen soportando el trabajo cotidiano, o no de manera esencial, ya que si bien podrían establecer prácticas que facilitaran esa participación, al menos con la misma facilidad, prontitud y buena disposición con que las personas del núcleo duro se relacionan entre sí (aquí sí sin las trabas burocráticas que imponen a quienes se manifiestan discrepantes, hasta el punto de haberse preparado la intervención en un congreso internacional en apenas unos días), también podría disponerse que, habiendo en la ecoRed personas con distintas motivaciones (cabiendo también las estrictamente mercantiles), pero la ecoRed deberá ordenar la convivencia de intereses diversos mediante reglas que refuercen a quienes se ajustan a los objetivos de la ecoRed, frente a quienes solo usan la herramienta para sus intercambios mercantiles. Me parece que esta diferencia organizativa, en derechos y deberes, incluso en cuotas o aportaciones a la ecoRed, debería destacar la aportación de quienes sus prácticas coinciden con los fines y sesgos de la ecoRed frente a quienes solo la usan para sus intercambios mercantiles.
Más difícil es incorporar a la organización la gestión de la discrepancia, esto depende más de actitudes o habilidades personales o sociales, quizá aquí nos pueda venir bien algún taller al efecto, de asambleas (se habló de hacerlo hace algún tiempo, pero no sé qué pasó finalmente), dinámicas de gestión de conflictos, etc, pero en cualquier caso, esto me parece incompatible con el conocido castigo castrense, o incluso carcelario, consistente en aplicar el reglamento al discrepante y el trato mejorado, de reglamento relajado al anuente o coincidente.
Recapitulando
Con todo y recapitulando, creo que debemos interiorizar el para qué es la ecoRed (finalidad), y el como (sesgos, organización), y solo cuando una mayoría de miembros asuman la finalidad declarada (satisfacción de necesidades básicas mediante el intercambio de bienes y servicios esenciales), y se doten de una herramienta coherente para ello (proyectos colectivos asumidos por la ecoRed, que además toma los sesgos como principios, diferencias organizativas según la práctica de los miembros, gestión de la discrepancia), creo que se recuperará el camino que empezamos hace unos años y la participación de la gente en la ecoRed correrá pareja a su sentimiento de poder personal y colectivo.
Por el contrario, si ese sentimiento de poder se desaloja con el vinculado al postureo dominical, o al lucimiento entre las amistades de lo alternativos que somos, me temo que la ecoRed Salamanca limitará su éxito a aquella parcela del imaginario donde lucen aparcadas las grandes derrotas.
Respuesta de Aurora —————————————————————————————-
A mí me interesa lo que escribes. Pena es que tenga que ser por escrito, creo que todo es mejor hablarlo personalmente, y me gustaría que volvieses a estar presente en las reuniones de la ecoRED.
Empiezo por decirte que yo no estuve en esa asamblea de octubre, pero fui consciente de que algo había pasado cuando me presenté en la asamblea del CSA para hablar del punto CSA-ecoRED, y me traspasaste ese mal estar. Ante esa fría reunión, que me causó una serie de turbulencias emocionales en cuanto a la carencia de asertividad e inteligencia emocional en los colectivos y sus miembros, me planteé todas las preguntas en cuanto a la ecoRED y en cuanto al proceso individual de cada uno en ella. De ahí salió la Jornada de Reflexión… donde esos conflictos, que aún sientes, deberían haberse resuelto.
Sobre las principales debilidades de la ecoRED que se manifestaron durante la Jornada, la desigual participación y compromiso de los miembros sigue siendo la principal debilidad y la que influye en todas las demás. Después de la Jornada se creó un grupo de trabajo (también de escasa participación en cuanto a número; no en cuanto a inversión de tiempo), que las analizaron y estuvieron trabajando sobre algunas de ellas. Las mismas personas que estábamos en este grupo empezamos a construir lo que es hoy el Rincón de la ecoRED, porque veíamos (y vemos) en la Central de Compras una posibilidad de trabajar el abastecimiento colectivo de necesidades básicas (no los intercambios de productos más bien accesorios, como bien dices y como bien lo hemos reflejado también en reuniones informales desde el verano pasado), que podría resolver, en parte, la escasa participación. ¿Si habría que seguir trabajando sobre las debilidades?, ¿seguir con esa reflexión colectiva en cuanto a la poca participación de gente en la ecoRED? ¡Sin duda! ¿Pero cómo lo hacemos si para esa reflexión conjunta tampoco participa gente?
En cuanto a los sesgos, por ejemplo ¿dónde compras los alimentos? Es difícil de trabajar sobre el sesgo agroecológico si los mismos miembros, incluso algunos de los que habéis empezado con la ecoRED, no tienen asumido en su rutina esos principios. Cuando planteaste la propuesta de la compra colectiva de patatas (que me hubiese gustado que la hubieses llevado a la asamblea o al grupo de trabajo del rincón), a mí me pareció interesante, jo!, pero el sesgo agroecológico quedó en el olvido completamente, cuando comentabas precios de “lonja” de 0,03-0,07€/kg. Es objetivo de la ecoRED hacer posible qué la gente pueda satisfacer necesidades básicas de consumo con moneda social, ¿pero a cualquier precio? Mientras internamente se siga separando la cuestión ecológica y social como un todo, lo veo difícil.
Todo lo que escribiste me parece importante hablarlo, en cuanto a finalidad de la ecoRED, en cuanto a cómo usar el instrumento, y la gestión de las discrepancias. ¿por qué no vuelves a participar?, más allá de estos hilos de discusión en n-1, que no llegan a todos.. este domingo hay feria…
En cuanto al Fórum, fue algo personal – conocía quien lo organizaba y dentro de la temática de las monedas sociales me parecía interesante llevar la experiencia de la ecoRED (cuántas veces que fui a Portugal y mi gente me pregunta cómo funciona), quería compartirlo. Desde luego que esto también debería haber pasado la “traba burocracia” de hablarse en colectivo, aprobarse en asamblea… tuve muchas dudas cuando se presentó el plazo para enviar las propuestas en el espacio abierto del Fórum, precisamente por esta cuestión.
Animate a volver a la ecoRED Javier, tus aportes son valiosos
Respuesta de Martin —————————————————————————————-
Hola Javier!
Yo creo que a todos nos interesan tus aportes.
Entre todo el material que aportas por ejemplo, me llama la atención la cuestión de que hay que actualizar las bases, algo que creo que es fundamental. El tema de que los sesgos se transformen en algo más orgánico creo que es un camino adecuado. Como anécdota, te has perdido por ejemplo que a falta de claridad en esos contenidos, hubo gente que creía pertinente introducir contenidos religiosos (y los compañer@s le explicaron a esa persona lo más amablemente que pudieron de que NO era pertinente)
Pasa lo mismo con los sesgos agroecológicos que en este momento dependen casi exclusivamente del empuje personal de algunos miembros como Aurora pero que si estuvieran aclarados en las bases sería una herramienta fundamental. La cuestión de la explotación del trabajo asalariado, todos son temas que si pudieran sentarse en las bases un poco más serían un gran aporte.
Todo esas modificaciones llevan tiempo y sería importante claro que pudieras de manera personal realizar tus aportes. No sé bien el método adecuado para cambiar las bases, pero tal vez ir atacando los puntos uno a uno en un grupo de trabajo pueda ser una manera. Si la ecored se desideologiza, pues ahí tenemos que estar todos -y en particular tú- para darle la vuelta.
La cuestión de la baja participación, yo no voy los lunes por trabajo, pero los compañer@s suelen expresarse de forma bastante positiva de ese espacio. Podría haber más participación, eso es verdad, pero realmente el espacio del Rincón es bastante esperanzador.
Disiento por supuesto contigo en varias cosas, algo que creo muy normal. En particular no creo que en lo que dices de haya personas en la ecored personas que intenten boicotear tus aportes con coartadas o que usen lo que llamas buenrrollismo de manera maliciosa. A su vez, entiendo que esa forma tuya de expresarlo tiene que tener cabida en la ecored. Sin embargo, creo que es muy importante que en asamblea intentes identificar a las personas que sientes que te atacan a tí o al proyecto para que los problemas salgan a la luz y se resuelvan.
Un abrazo.
Martín.